Extremadura tiene una rica y extensa Cultura popular que supone un Patrimonio que se debe conservar y potenciar su conocimiento, porque lo que se conoce se ama, y aquél que conoce su cultura y sus raíces (su identidad colectiva) ama a su tierra. Esta riqueza, que es así por mérito único y exclusivo del Pueblo, de los ciudadanos que durante siglos sintieron como propia la cultura y el saber popular colectivo de esta región, también debió ser siempre una obligación de las autoridades gobernantes y administraciones, aunque prácticamente nunca la asumieron.
En una región como Extremadura (y en otras, casi todas, aunque los tópicos nos lleven a engaño en muchas ocasiones, con tergiversaciones de la Historia) durante siglos, el pueblo se aferró a la cultura popular como única salida para su propia sensibilidad y expresión artística, ¡Qué remedio! Nunca el populacho tuvo acceso a la Cultura Universal ni a los conocimientos en Artes y Ciencias, reservados para unos pocos privilegiados, cuyo único mérito era haber nacido en un entorno con posibilidades económicas para costearlo.
Sin acceso a la Educación ni a la Cultura, en su más amplio sentido, era mucho más fácil pastorear a un rebaño condenado a la docilidad ignorante y el adoctrinamiento, prueba de ello fue el estado de semi-esclavitud en el que vivió una parte de la ciudadanía rural española hasta hace bien pocas décadas.
Pues bien, ahora, de nuevo, el Acceso Universal a una Educación Completa y de Calidad y a una Formación Cultural equiparable a los países del resto de Europa vuelven a estar en peligro, especialmente si los únicos parámetros que se utilizan para su administración PÚBLICA son los financieros. ¿Acaso no es rentable una Sociedad bien formada y con un nivel cultural digno? Por supuesto que sí.¿Acaso no seremos todos más productivos con unos altos niveles de conocimiento y con unos niveles de inversión en investigación e innovación similares a los países más desarrollados, y nuestra Sociedad será más evolucionada y próspera? Quizá en términos generales sí, pero no para una minoría social que pretende asegurarse un estatus económico y de poder que no está dispuesto a rebajar.
De nuevo, entonces, nos dirigimos hacia un modelo de ricos y pobres, de privilegiados y relegados, acabando con la clase media que, está demostrado, es la clave para la cohesión social y la prosperidad e interés general de los ciudadanos.
La estructura política debe estar al servicio de las necesidades de la Sociedad y no, tal y como se está demostrando, suponer un freno en todos los sentidos: duplicidad de competencias, alto número de cargos políticos, duplicidad de estructuras sin justificación. Se ha creado un monstruo institucional cuya voracidad absorbe recursos cuyo destino deberían ser la mejora de los servicios y no su "gestión". Los ciudadanos estamos en estos momentos más que nunca al servicio de las Administraciones y no ellas a nuestro servicio.
“La Música también es Patrimonio”, este es el lema escogido por la Plataforma Ciudadana de Apoyo al Conservatorio “Esteban Sánchez” de Mérida, ahora en peligro. Pero el fondo del asunto no es sólo la Música, sino la Educación Musical, es decir, de nuevo, la Educación y la Cultura.
Mérida, Capital de Extremadura y Patrimonio de la Humanidad, con un legado Arqueologico y Monumental reconocido a nivel mundial, está en peligro de quedarse sin una Institución educativa referente, como es su Conservatorio, con más de 30 años de andadura. La Cultura, ahora igual que siempre, pero tambien más que nunca, es Educación. Y la Educacion y la Cultura son elementos vertebradores de la Sociedad, por eso son fundamentales como derecho universal.
Si la Sociedad no lucha ahora, ya no por mantener, sino por mejorar sustancialmente el Modelo Educativo de nuestro país, adoptando un modelo igualitario que ofrezca igualdad de oportunidades a todos los ciudadanos de España, independientemente de la Comunidad Autónoma en la que resida, e inculcando valores ligados a la ciudadanía europea, estaremos renunciando a que nuestros hijos tengan la oportunidad de desarrollarse como personas y como ciudadanos autónomos de una forma plena, y adquieran las habilidades y competencias necesarias para poder realizar dignamente un proyecto de vida, basado en el esfuerzo y el trabajo, pero también en el desarrollo como persona, en la dignidad y en la felicidad.
Jose Miguel Galán Sánchez-Cortés