Desde muy niña, la música fue para mi
una necesidad tan importante como la de comer cuando sentía hambre. Mis juegos
estaban llenos de música, mi ilusión era poder vivir en la música, haciendo música, escuchando música. Con la ayuda de
mi familia y de los maestros que tuve en el Conservatorio de Valencia, mi
ciudad natal, pude conocer a muchos otros jóvenes que compartían mi necesidad
de vivir la música a todos los niveles.
Muy pronto sentí la necesidad de
enseñar, de mostrar la belleza de este arte a los que me rodeaban, a mis
compañeros de colegio, a mis amigos del barrio. Muchos entraron en este
universo emotivo preñado de cultura gracias a mi pasión musical.
He trabajado mucho para intentar que la educación musical se
universalice de nuevo (antiguamente se consideraba una materia tan importante
como la física o las humanidades), para que mejore y sea patrimonio real de
todos en este país y en otros.
Los seres humanos tenemos la necesidad
de rodearnos de belleza, de arte desde la época de las cavernas. Hacemos las
cosas buscando esa belleza, esa estética. Escogemos todo lo que nos rodea a
diario en función de estos parámetros del arte: nuestra pareja para la vida,
nuestra vivienda, nuestro coche, nuestra vestimenta…
¡En ocasiones ,incluso a nuestros políticos!
Los Conservatorios, no son lugares donde
unos pocos “iluminados” entramos en un mundo reservado a una minoría. Los
Conservatorios son centros donde se enseña un arte, el arte de hacer Música.
Pero no es éste un arte aislado, entronca con muchas otras artes: la poesía, la
literatura, la pintura… El arte musical tiene una relación íntima e indivisible
con la historia, con el mundo espiritual, con la religión… La Música es hermana
de las Matemáticas, de la Física… La Música es el centro de las Humanidades…
El estudio de la Música desarrolla el
cerebro de nuestros jóvenes y mantiene joven el de los mayores que la
practican. El estudio de la Música despierta en las personas la empatía,
potencia las relaciones sociales, y el estudio de distintos idiomas, abre la
mente, abraza el alma.
La Música nos vuelve solidarios, alivia
nuestro dolor; el emocional y el físico, según los últimos estudios
científicos.
El futuro reservado al Conservatorio de
Mérida es una catástrofe. Vivimos como vivimos gracias a la educación y a la Cultura.
La inversión económica en el mundo
cultural jamás será deficitaria.
Invertir en la formación intelectual de los ciudadanos es una obligación de los
gobiernos. Un país con un nivel cultural e intelectual alto de sus ciudadanos
es un activo que convierte ese país en una Nación fuerte, capaz, en una Nación
con futuro, con capacidad de decisión.
Esa es la fuerza de la Cultura. De las Universidades. De la Música.
Esa es la fuerza del Conservatorio de Mérida.
A quien corresponda:
Salvemos el Conservatorio de Mérida y a las personas que dependen
de él. Todos necesitamos que siga abierto en condiciones óptimas para
desarrollar su labor. Yo lo necesito. Y en
realidad, Uds. también. Por favor, actúen en consecuencia.
Muchas gracias por su tiempo.
Isabel Rey. Soprano, escritora y profesora de canto
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