En este tramo del s. XXI que nos ha tocado vivir estamos afrontando, de manera tristemente frecuente, situaciones en las que numerosas instituciones culturales y educativas que durante décadas han probado ser un eficiente vehículo para la formación cultural y humanística de la ciudadanía envían un agónico SOS al ver su futuro truncado por una decisión administrativa.
No siento ya la necesidad de encontrar más palabras para razonar en torno a lo necesario y beneficioso que resulta para una sociedad la inversión experta y meditada en cultura y en educación. Ya parece haber sido dicho todo. Pero no solo el esfuerzo económico ha de ser valorado como inversión, sino también el esfuerzo personal de todos aquellos que han consagrado con generosidad y visión su tiempo y experiencia en mantener vivas unas instituciones que, aún así, sin el componente de la vocación, serían una quimera.
A pesar de que acabar exhibiendo nuestros alegatos más apasionados para defender lo que es más que obvio en cualquier comunidad humana avanzada ante los responsables gubernamentales nos pueda resultar indignante, es momento de unir fuerzas y pedir, una vez más, un esfuerzo para no destruir la ya débil red cultural que sujeta a nuestra juventud.
Es el caso del Conservatorio 'Esteban Sánchez' de Mérida. Conocí el nombre de Esteban Sánchez y alguna de sus grabaciones años antes de conocer siquiera a nadie en Extremadura. La fortuna me ha permitido trabajar posteriormente junto a muchos jóvenes extremeños con verdadero talento y vocación musical que se han empezado su formación en centros y con profesionales como los que ahora están teniendo problemas.
Quisiera, desde aquí, pedir a quien corresponda un esfuerzo para conseguir que el Conservatorio de Mérida siga con su plantilla de profesores y estupenda labor.
Un cordial saludo,
José Luis Estellés,
director de orquesta, clarinetista y profesor.
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